viernes, 27 de enero de 2012

Remontando a Cuba



Por: Nayrobi Terri Segrera

Foto: Arturo González


Como quien desea beberse al mundo de un solo sorbo, llegaron cerca de 20 artistas de la plástica a la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la central provincia de Ciego de Ávila como parte del proyecto itinerante “De la punta al cabo, y la isla también” que hoy recorre el verde archipiélago caribeño.
Liderados por Ernesto Rancaño, este grupo de jóvenes, y algunos no tanto, irrumpieron con su asombrada impronta tras compartir con un medioambiente muy distante al de La Habana. Llegaron con sus pinceles, espátulas y cámaras fotográficas y de videos para dejar la huella de su paso en lugares tan comunes para muchos como el Hospital provincial docente Dr. Antonio Luaces Iraola donde se pretende hacer de él una gran galería que contribuya también a curar las dolencias del alma. El centro penitenciario de régimen interno también fue motivo de tan maravillosa visita. Allí como dijera el cantautor Silvio Rodríguez se engendró la maravilla entre los que un día trocaron su camino y la vanguardia artística cubana para dejar plasmado en una de las paredes la fé y la voluntad del mejoramiento humano a través de un mural que, en lo adelante, contribuirá a fortalecer la esperanza del cambio de actitud ante la vida.
Para quienes pocas veces tienen un contacto directo con lo mejor de la creación plástica contemporánea en Cuba, la galería Raúl Martínez acogió en el reciento cuadros y esculturas de Juan Vicente Rodríguez Bonachea, Eduardo Miguel Abela, Kacho y Juan Carlos Pérez Balseiro entre otros que prestigian el lugar con sus obra.
“Este proyecto es consecuencia de dos antecedentes fundamentales: el primero es la gira de Silvio por las prisiones y el segundo tiene que ver con la gira que sostuvo la brigada Martha Machado, con Kacho, que tras el paso de los huracanes recorrimos todo el país para ayudar a recuperar anímicamente al país y luego estuvimos en Haití, esto es un hijo legítimo de esa experiencia, o sea llevando el arte a toda Cuba y queremos que siga.” Explicó Rancaño ante la prensa y más adelante agregó:
“Este proyecto aporta mucho al artista en el sentido humano y ese cambio se verá más adelante en la obra. Estar en las prisiones, compartir con artistas de otros lugares, conocer Cuba, porque al final se trata de eso, de conocer Cuba porque a veces se queda uno encerrado en su burbuja allá en La Habana y se pierde las maravillas que tiene este país.”
Así haciendo realidad la expresión martiana de “Con todos y para el bien de todos” andan estos sabedores de sueños por el gran caimán antillano esparciendo su savia de amor.
De los avileños se llevan, entonces, parte de sus raíces culturales tras disfrutar del conjunto haitiano “La cinta”, los bailes hispanos con la XX Aniversario entre otras manifestaciones que nos unen e identifican.
Aplausos para este proyecto itinerante de la punta al cabo, y la isla también  por las constantes muestras de altruismo ese que nos une e identifica como cubanos.

lunes, 23 de enero de 2012

Mayda Gómez, la inspiración de Tito


Mayda Gómez, la inspiración de Tito

Por: Nayrobi Terri Segrera

Foto: Arturo González


Corría el año 1963 y por la calle Independencia de la ciudad de Ciego de Ávila, en la central provincia cubana de igual nombre, se paseaba la Reina del carnaval toda vestía de blanco. La belleza de Mayda Gómez era tal que no pudo escapar ante los ojos del compositor avileño Osvaldo Hernández O´relly (Tito).
“Yo estaba conversando con Vallejito cuando ella me pasó por el lado con aquel vestido blanco y le dije: ¡Mira le voy a sacar una canción a esa mujer que se llamara “La mujer del traje blanco”. Al día siguiente me fui con mi esposa a una fiesta familiar en Jicotea y estando bajo una mata comiendo masitas de puerco y tomando cerveza la dije que me alcanzara papel y lápiz que iba a escribir un bolero. Así lo hice y hasta le compuse la melodía.”
Pero no fue hasta 1972 que la letra del bolero iniciara el camino hacia la inmortalidad gracias a la voz de Roberto Sánchez.
“En el año 72 llegó Roberto a mi casa, él era muy amigo de mi hermano, y le mostré el bolero. Después de repetírselo cuatro veces decidió llevárselo y lo estrenó en el programa “Rítmica” que conducía Asenté Rodríguez y Alden Night donde captó la atención de todos. En el extranjero también acaparó el éxito de todos como en Colombia. Hoy hay varios grupos que la tienen grabada.”
Lo cierto es que son pocos los cubanos que no tararean este bolero y hasta echan un pasillo en un solo ladrillito junto a su pareja. Por eso los integrantes de la filial de música de la Unión de escritores y artistas de Cuba en Ciego de Ávila (UNEAC) aprobaron la idea del músico Reynaldo Gómez para crear una peña que contribuya a la preservación de este género musical.
Y así sucede en el patio de la institución cultural avileña los segundos sábados de cada mes con gran afluencia de público joven y menos joven.
La orquesta Intermesso, otrora dirigida por el ya fallecido maestro César Alberti y hoy por Reynaldo Gómez, irrumpe en la noche con los acordes de tan romántico bolero para indicar a todos que a partir de ese momento no se vale quedarse sentado sólo a la escucha.
Pero este sábado de Enero resultó ser una peña especial. El ejecutivo de la UNEAC entregó simbólicos reconocimientos a los artistas y escritores que cumplen años en este mes y para mayor satisfacción uno de ellos es el querido Osvaldo Hernández (Tito) que ya cuenta 83 años en el almanaque de su vida.
Por sus aportes a la cultura nacional, a Tito la Asamblea Provincial del Poder Popular le concedió la condición de Hijo Ilustre de la provincia de Ciego de Ávila así como el Escudo del territorio, es personalidad de la cultura, recibió la Medalla Lázaro Peña del VIII Congreso, obtuvo el Premio Ornofay de la cultura en 1990 además de los más de 30 premios en concursos musicales y las 186 obras que engrosan su vida como compositor de boleros tan hermosos como aquel que inmortalizó “La mujer del traja Blanco”.

miércoles, 18 de enero de 2012

Desde la esquina


Género: Reportaje
Por: Nayrobi Terri Segrera

Fotos: Arturo González

Con sólo 22 años de edad el joven Jorge Dager ya deja sus huellas en el camino de las artes plásticas en Ciego de Ávila por la habilidad manifiesta en el uso de la técnica del carboncillo.

Quien se acerca a su obra difícilmente descubre la edad del autor y muy fácil se confunde con una auténtica fotografía en blanco y negro.
La perfección en los trazos unido a la utilización de lo claro – oscuro así como las iluminaciones hacen de cada retrato una pieza maestra del mejor de los avezados con el lápiz o el carboncillo.
Sin embargo Jorge Dager tiene a penas 22 años de edad y es recién graduado de la academia de Artes Plásticas Raúl Martínez del municipio de Morón al norte de la provincia de Ciego de Ávila. Un artista de la plástica que se desliza por las calles como un avileño común en busca de los personajes necesarios que engrosarán el catálogo de dibujos para su debút ante el gran público.
“Yo estaba buscando algunas de las figuras más representativas del arte avileño y durante la investigación me sensibilicé con la vida de René porque ha sido un hombre que ha sufrido mucho en lo personal y sin embargo nunca dejó de pintar y ser uno de los grandes de la pintura en la provincia, así surgió la idea de documentar su figura en un retrato. Es un obsequio de mí para él.”
Pero René Rodríguez no es el único fijado en la mente de Jorge pues desde hace más de un año madura la idea de presentarse con la exposición “Esquinas”: “Esquinas no es más que un conjunto de dibujos también hechos a carboncillo mineral sobre cartulina que recoge a las figuras de la calle más representativos de cada localidad. Son pequeñas historias de nostalgia, soledad y sentimientos que se ven a cada rato por las calles.”
A decir de este joven talento, hasta el momento ya cuenta con cinco obras hechas en close up de los protagonistas en formato de 1x 0.75 m aunque ahora pretende ampliarse al contexto social que rodea a estas personas.
La aspiración es hacer cerca de 30 piezas cuyas dimensiones serán de 2 x 3m siempre en dependencia de lo que le pida la misma situación.
“Quizás sea algo ambicioso pero en la academia siempre nos decías que la primera exposición debía ser en grande y más cuando se es joven como yo. Si me presentó es para que me valoren bien y por eso me preparo todos los días aunque me tomo mi tiempo también.”
Con sus ojos inquietantes ante cada pregunta Dager manifiesta tener sus referentes conceptuales en los pintores itinerantes de la Rusia sarista quienes tenían como tema fundamental la urbanidad y en el realismo ruso del siglo XlX.
Aunque ahora trabaje en la plástica tradicionalista, Jorge se considera también un pintor contemporáneo capaz de incursionar también en el uso del audiovisual y el arte efímero sólo que, como todo artista, aspira a que su obra perdure en el tiempo.

Bien apegado a las raíces


Por: Nayrobi Terri Segrera
Fotos: Arturo González

Aunar fuerzas a favor de la preservación del medio ambiente centra el día a día de Rafael Borroto Galbez, un artista de la plástica avileña que se incluye entre los mejores del país.

El brillo le salta a la vista de tan sólo recordar sus raíces profundamente campesinas. El olor a tierra humedecida por el rocío, el montón de gallinas al rededor de su madre mientras les espacia los granos de maíz desde bien temprano en la mañana y la imagen del padre junto a los animales figuran entre los recuerdos más memorables de su infancia.
“Éramos tan campesinos que aún cuando nos mudamos para Morón trajimos todas nuestras costumbres, hasta la casa con cinco cuartos y el gran patio donde criar animales de todo tipo, eso resulta imposible de olvidar aún con el paso de los años.”



Así reflexiona el caricaturista, humorista e historietista avileño Rafael Borroto Galbes acerca de las razones que le llevan a utilizar siempre a la naturaleza en cada proyecto gráfico que desarrolla.
“El dibujo me viene por mami que era ama de casa y ella ayudaba a papi en la economía de la casa bordando manteles con flores, mariposas, etc. Siempre me llamó mucho la atención las superficies blancas y por eso me escondía debajo de la cama de mi abuela, que era quien tenía el tibor más grande, y como se cocinaba con carbón yo dibujaba pajaritos y cositas de esas por el estilo.”
A esa fuente de inspiración se le une el ser uno de los iniciadores de los talleres de literatura y artes plásticas para obreros que se crearon en el norteño municipio de Morón.
“Tuve un fuerte acercamiento a la literatura desde muy chiquito y eso me dio noción muy grande también para la pintura. Aprendía a leer leyendo los periódicos de la Asociación canaria donde se publicaban las aventuras de Tarzán. En la década del ´60 heredé la biblioteca de un vecino con más de 600 ejemplares. Todo lo que hoy sé de dibujo y literatura se lo debo a Noel Buchillón Gómez quien fue mi profesor de artes plásticas y a Javier Geraud en la literatura.”
Rafael Borroto es graduado, con Mención de Honor, de la Academia Interamericana de Dibujo comercial, artístico y publicitario en 1964, también es fundador de la Federación nacional de cine clubes de Cuba cuyos premios adornan hoy la sala de su casa así como figura entre los humoristas seleccionados para integrar la antología del suplemento humorístico Palante en su CINCUENTA  aniversario. Y es que Galbes es el autor de Ofidito, un peculiar personaje que engrosa las páginas de tan reconocida publicación cubana. “Yo empecé a colaborar por una convocatoria hecha por el 7mo. Evento de la Organización Internacional del periodismo que se celebró en 1971 en La Habana y cogí el PRIMER premio en humor político y me di cuenta que podía colaborar con ellos y así lo hice, unas veces  más y otras más esporádicas.”
Pero realmente lo que hace admirable a este artista miembro de la filial de Artes plásticas de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en Ciego de Ávila son los disímiles proyectos medioambientalistas entre ellos “Entorno” que ya celebra 12 años de existencia.
“Los antecedentes de Entorno están en el proyecto “Colorimar” que pretendía hacer un llamado al cuidado de las costas avileñas pero entonces comprendí que necesitaba otras acciones y surgió así Entorno. La proyección social de Entorno está cuando termina el evento y la población puede disfrutar la obra de los diferentes artistas. Es un aporte de los pintores a la preservación del medioambiente y vieron que nuestra naturaleza es bella y hay que preservarla. Es un espacio, en lo fundamental, para los miembros de la UNEAC.”
Para quienes deseen acercarse más a la labor de Borroto Galbes la oportunidad se les presentará en la próxima edición de la Feria Internacional  del Libro donde se presentará un volumen de A colorear titulado “Fauna Caribeña” dedicado a los niños como fruto de una investigación hecha por el propio Rafael además de “El gran humedal del norte” que como el propio nombre lo dice se refiere a las riquezas naturales de esta zona de la provincia de Ciego de Ávila.
Además de las múltiples ilustraciones hechas a textos de narrativa infantil cubanos, en el plano internacional también se reconoce la calidad de este coterráneo en la revista italiana Ada News (Asociación ambientalista del norte) desde 1999 así como Ecosátira otro libro de la editorial Calderini del centro norte de Italia.
Entre los retos más cercanos se encuentran el proyecto educativo con estudiantes de Segundo grado en la escuela primaria Farabundo Martí en colaboración con el CITMA y la UNESCO para incentivar en los escolares el amor a la naturaleza y el texto “Libros de piedras” donde se explica o refleja todo acerca de los fósiles y la era paleontológica.
Extensa y muy rica es la obra artística de Rafael Borroto Galbes. Un campesino que defenderá por siempre sus más auténticas raíces.

miércoles, 11 de enero de 2012

Por el corazón de un pintor


 
Por: Nayrobi Terri Segrera
Foto: Arturo González

El destacado artista y premio nacional de Artes Plásticas 2009, Nelson Domínguez, donó un importante lote de su colección personal al Hospital provincial de Ciego de Ávila Dr. Antonio Luaces Iraola con el objetivo de crear en esta institución la mayor galería del Ministerio de Salud Publica de Cuba.

La idea nació tras el susto que le dio el corazón durante una de las visitas al terruño avileño en Octubre de 2011. Hecho que provocó su ingreso en el servicio de cardiología del Hospital provincial docente Dr. Antonio Luaces Iraola de Ciego de Ávila“… y fueron esas horas las que me permitieron apreciar mejor la calidad de nuestros médicos y personal de la salud. Hay que ver con el cariño que te tratan, el respeto que imprimen en la atención a cada paciente allí hospitalizado, todo eso hace que uno se sienta con muchas esperanzas para superar la afección.”
Lo cierto es que desde entonces el artista de la plástica cubana Nelson Domínguez se propuso hacer de esta institución un gran centro expositor de lo mejor de la cultura nacional y de referencia para el resto del país.
“Yo miré a mi alrededor y vi que las paredes estaban vacías y entonces pensé en dar mi modesto aporte para embellecer el local y contribuir al mejoramiento de los pacientes porque el arte también puede lograr esto.”
Es por eso que en un pequeño acto al que asistió el Primer Secretario del Partido en la provincia, Jorge Luís Tapia Fonseca y directivos de la salud, el también Premio Nacional de Artes Plásticas 2009 donó el primer lote compuestos por 17 obras de su colección personal para iniciar tan humano proyecto cultural.
“La idea es sumar cada vez a más artistas tanto avileños como nacionales así como los catálogos y libros que hayan sido editados de manera que incrementen, en los pacientes y familiares,  el conocimiento de las obras que se expondrán en todas las salas del hospital.”
Junto al autor también participó el director del grupo de orfebrería Pauyet, Rafael Blanco quien tuvo a su cargo el montaje de las piezas.
Aunque de manera aislada con anterioridad los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) Jesús Calaña, Bárbaro Toranzo y Nelson Maderos donaron obras suyas al hospital en franca muestra del humanismo que caracteriza a los artistas de la plástica en esta porción del mar Caribe.

Premio de cuento "La Casa Tomada" 2011

Una nueva temporada de este concurso que ya cuenta con más de una década, se celebró en noviembre pasado. En esta ocasión La Casa Tomada convocó a los autores que cultivan lo fantástico, lo sobrenatural, lo que habita las fronteras de lo real y lo que está más allá. Cuarenta y tres autores de toda Cuba respondieron a la convocatoria, y el premio fue otorgado, por un jurado compuesto por los escritores Elaine Vilar Madruga, Marcial Gala y Yoss, a "Un cuento de perros" del autor habanero Eric Flores Taylor. El premio que otorga la Asociación Hermanos Saíz a un autor menor de 35 años recayó sobre Yonnier Torres Rodríguez, y el del Centro de Promoción Raúl Doblado del Rosario fue otorgado a la avileña Leidy Vidal.
Hubo jornadas teóricas sobre la literatura fantástica y lo sobrenatural en Cuba y el resto del mundo. También un día muy especial en el que fue protagonista Ambrosio Fornet, Premio Nacional de Literatura, y a quien está dedicada la XXI Feria Internacional del Libro y la Literatura.



UN CUENTO DE PERROS
De: Eric Flores Taylor
Si es de noche o es día, ya no lo sabe. No se atreve a mirar afuera ¿Cuánto tiempo lleva así? El cadáver a su lado apesta. Se encuentra bañado en sangre y el pegajoso líquido se ha coagulado en su piel, robándole sensibilidad. Ellos hablan.
*******
El principio: suave como la seda. La cerca no constituyó obstáculo, la puerta no se resistió, la alarma no sonó. Entrada la madrugada, sin testigos y con la certeza de que los dueños no regresarían del balneario hasta una semana después. Una noche perfecta, un trabajo perfecto, dinero fácil.
Eran tres: el cerrajero, la mula de carga y él.
La casa: una mansión. Arquitectura de principios de la república. Dos pisos, puntal alto, columnas y capiteles. Ventanales enrejados, bajorrelieves en las paredes, patio extenso que la separa de  la demás viviendas de los alrededores. Más de diez habitaciones, cada una equipada con objetos de valor.
Tal es el grado del posible botín, que él dejó asegurado un camión para llevar a cabo la operación. Los transportistas solo esperan una llamada del celular, un mensaje que confirme el negocio y les dé el itinerario. Una llamada, un mensaje, proveniente de un teléfono móvil que él aún no ha roto en la carrera por tratar de salvarse la vida. Por el momento, aún funciona.
Él no tiene manera de saberlo, pero en las horas siguientes, después que atraviese el umbral de la mansión, va a recordarlo mucho. Va a desear que funcione. Sus pensamientos rotaran una y otra vez sobre el objeto. Para ese entonces, el móvil dejará de ser una comodidad tecnológica, un elemento para demostrar nivel adquisitivo y posición social. Para ese entonces, el teléfono se habrá convertido en una estéril posibilidad de salvación.
Durante el ataque de rabia que le dará a él, pasadas las horas, el objeto terminará destrozado a golpes contra el suelo.
La primera habitación: el living.
El cerrajero, que al mismo tiempo es el conocedor del grupo, comienza a valorar la fortuna que se trasluce bajo la luz de las linternas. Muebles de caoba con grandes posibilidades de ser de la década del 20. El tasador comenta sobre el tiempo que nadie utiliza esas antigüedades. Acto seguido, la mula de carga hace ademanes de posar sus sentaderas en las reliquias. Discusión en voz baja por la broma. Él, impone su liderazgo.
Continúa la evaluación, ahora concentrada en las pinturas de las paredes. Hay un gallo de colores vivos y fondo amarillo que vale una fortuna. Sin embargo, la atención del tasador está concentrada en un paisaje campestre del cual no puede identificar autor. Mientras los otros dos avanzan, aquel se dispone a desmontar el cuadro para buscar la firma en el reverso. Esa será la última imagen que tenga él del cerrajero.
¿Cómo imaginar que, minutos más tarde, durante su caída, el ilustrado hombre destrozará uno de los valiosos muebles? Cierto número de astillas y en especial, un clavo del respaldo, se le incrustaran en la espalda, a la altura de los riñones. Sin embargo, eso no será la causa de su muerte. La herida letal estará localizada en la cabeza, concretamente en la cara.
El rostro del hombre, sacudido con fuerza sobrehumana, esparcirá carne y pedazos de huesos por el living. Algunos fragmentos de la osamenta irán a incrustarse en los lóbulos frontales del cerebro causándole el trauma mortal. Un diente solitario será empotrado a centímetros de la ostentosa cola del gallo. El paisaje, desmontado del marco y doblado con cuidado sobre una silla, recibirá salpicaduras de sangre. La firma del autor desconocido nunca más podrá ser leída con claridad.
Y él, tiempo después, ignorante de los sucesos, se pregunta por la suerte del cerrajero. Quizás escapó y está a punto de regresar con ayuda. ¿Y el grito? ¿Y el golpetazo que sintió? Pudieron haber sido ellos. Sí, de seguro fueron ellos. Se obliga a relajarse, confiado en esa mínima esperanza que lucha por mantenerlo dentro del perímetro de la cordura. Dormir es la forma más rápida de hacer pasar las horas.
Segunda habitación: el comedor. Al igual que en el living, muebles de madera preciosa. La mula de carga y él no saben precisar el tipo, pero reconocer que son tan valiosos como los otros. Le informan al cerrajero del hallazgo. El hombre, ocupado con los cuadros de la primera habitación, apenas les responde.
Hay un enorme cristal tallado que ocupa toda la extensión de la mesa. Él pasa un dedo por el vidrio, disfrutando del tacto de los bajorrelieves. No es que sea un conocedor como el tasador del grupo, pero lleva tanto tiempo en el negocio que ha desarrollado cierta sensibilidad por la mercancía. De repente, la mula se acerca de manera descuidada a un aparador lleno de porcelanas. El regaño y la advertencia se unen en una sola frase. El otro protesta y al notar la posición de la mano sobre el cristal, alude despectivo a la masculinidad de él.
En dos pasos está sobre la mula, la misma mano que acariciara las tallas en el vidrio, ahora aferran la garganta del agraviante. Lo empuja contra pared y en voz baja recita una amenaza que siempre le ha dado resultados. Habla tan cerca del rostro del otro que toda la visión del necio se reduce a la boca de él, articulando con precisión cada palabra.
Cumplido el requisito de defender su hombría, lanza una orden sobre la misión y suelta el gaznate de aquel. A partir de ese momento, la mula de carga se separa de él, dispuesto a realizar el trabajo encargado: recolectar los efectos eléctricos de valor. Se pierde en la oscuridad del hall, refunfuñando sobre la utilidad del cristal y la mesa para jugar domino. La próxima vez que él lo vea de cerca, será con ellos pisándole los talones mientras corre a más poder por la escalera, tratando de alcanzar el piso superior.
La tercera habitación: el salón de las escaleras. Las escalinatas se abren a ambos lados de la inmensa sala. Las barandas son de mármol. Hay estatuas y jarrones con plantas exóticas adornando la pieza. En las paredes laterales, vitrales.
Él, nota que la distribución de la mansión es atípica. Las escaleras a la planta superior están a mitad de la casa, en lugar de a la entrada. No sabe que ese detalle le va salvar la vida dentro de poco.
Alumbra con su linterna hacia el final del hall. Más allá, imagina que esté la cocina-comedor, junto con algún baño pequeño y un cuarto destinado a los criados. Por ahí debe andar la mula, buscando televisores y videos. Antes de ir a encontrarse con el necio del grupo, decide adelantarse hacia el segundo piso. Apenas ha subido un par de escalones, cuando comienza todo.
El grito de terror del cerrajero se siente en cada rincón de la mansión. Lo sigue un golpetazo contra el suelo, acompañado del sonido característico de la madera quebrada. Entonces, mientras se pregunta qué es lo que pasa, él, los oye por primera vez.
Ellos corren hacia él. Los puede imaginar atravesando el comedor. Escucha un chirrido, como si uno de ellos hubiera saltado sobre la mesa y resbalara con la pulida superficie del cristal. Reacciona. Sube lo más rápido que puede la escalinata. Cuando va llegando arriba, dobla demasiado cerca de la baranda y su muslo se raspa con el mármol frío. El golpe queda marcado en el pantalón con una franja de polvo blanco. Sin embargo, él no le presta atención.
Ha oído algo que le hace detenerse. Abajo, la mula, en su regreso desde las habitaciones posteriores, se ha topado con ellos. Maldiciones, golpes, un jarrón cae y se hace añicos. Él, no soporta más la incertidumbre y dirige el haz de luz hacia las oscuras profundidades del primer piso. La linterna no tiene potencia para iluminar a esa distancia, pero entre las sombras y la débil claridad que brinda, él, define formas, distingue acciones. Los ve.
Ellos luchan contra la mula, lanzan sus gritos de guerra, intimidan al hombre que apenas logra mantenerlos a raya esgrimiendo su vieja linterna rusa. Entre los flashes de la lámpara del necio, él, percibe a uno ellos. Por un instante, cruzan miradas. No importa que aquel tenga la cabeza sucia por la tierra que derramó el jarrón en suelo, ni que la iluminación sea escasa, él puede ver sus ojos y sabe que eso que está allá abajo lo ha visto. Él es el próximo.
De improviso, la mula de carga, haciendo uso de la loca suerte que ampara a quién no la espera, logra romper el improvisado cerco que ellos le tienden y alcanza los primeros escalones. Basta con que les dé la espalda para que aquellos se lancen desenfrenados tras el hombre que huye.
Él sabe lo que pasará después, cuando la mula llegué arriba y se encuentren ambos a merced de ellos. Huye hacia los cuartos. Una puerta abierta. No espera otra oportunidad. Entra y trata de cerrar tras de sí, pero el otro, que lo ha visto, no lo deja. El muy estúpido, empuja el portón y le hace a él perder el equilibrio hacia atrás. Ellos ya están arriba y el primero se abalanza a las piernas de la mula.
El chillido de dolor casi lo deja sordo. Retrocede, gateando de espaldas tan rápido como puede, hasta que choca contra el enorme closet. El sonido de la madera le advierte sobre lo que tiene a detrás de él. Se levanta y sin buscar otra vía de escape, abre una de las puertas corredizas y se mete dentro.
En ese momento, es consciente que mientras él ha estado huyendo, la mula todavía forcejea con ellos. No sabe porque, tal vez hayan sido sus nervios, pero le grita al otro hombre para que se una a él. Su voz le da esperanzas al abatido y removiéndose con todas sus fuerzas, logra zafarse de ellos. Se escucha un golpe y la queja de uno de los atacantes, entonces, la mula gatea poniendo su vida en ello. Él, casi tiene que cargarlo para entrarlo al closet salvador. Corre la puerta y un segundo después comienza a sentir los golpazos que dan ellos contra la madera y los arañazos y los gruñidos y a veces, algún ladrido solitario.
*******
La mula se estaba desangrando. Uno de ellos le había arrancado un pedazo de muslo. El otro le destrozó el zapato de esa misma pierna, pero gracias a protección del calzado los colmillos apenas rasgaron un poco la carne del pie.
Incluso en la oscuridad y sin linternas, pues las perdieron durante la huída, él, podía sentir la sangre brotar del agujero abierto por la mordida. Los gritos del herido y sus maldiciones, lo volvían loco. Sin embargo, consiguió pensar con claridad. Se quitó el cinto e improviso un torniquete a la altura de la entrepierna del otro. Si le hubieran preguntado porque hacía eso, no podría responder, pero por haber visto tantas veces la misma operación en las películas del sábado, se le metió en la cabeza de que era lo correcto. De hecho, lo era. La mula sobrevivió un poco más.
Al rato, ellos se calmaron y dejaron de arañar y golpear la puerta. Él trató de abrir una rendija para mirar afuera y al momento, una mandíbula babeante intentó morder el resquicio y forzar la portezuela. No tuvo más remedio que volver a trancar el armario.
Recordó el móvil. Abrió el teléfono y la luz de la pequeña pantalla lo llenó de esperanzas. Marcó deprisa el número de los transportistas, pero cuando se llevó aparato al oído, en lugar de escuchar el característico tono del timbre, solo oyó estática.
*******
La mula no tiene celular, mejor dicho, no lo traía consigo. Él, el jefe, el líder del grupo, el hombre de los contactos y de los puntos, el que estudia los trabajos y distribuye las tareas, él, le prohibió los móviles a los otros dos. Entre ladrones no existe la confianza, cualquiera hubiera podido darle la mala a él, llamar a unos “consortes” y prepararle una encerrona para quitarle el botín.
Por eso solo, él llevaba teléfono. Por eso, está encerrado en un closet, junto con un moribundo que no para de dormir, pero tampoco ha dejado de respirar. ¿Cuánto tiempo ha pasado? No lo sabe. Su padre le enseñó a dejar el reloj en la casa, así hay más lugar en las muñecas para las prendas que se van a robar. El viejo siempre decía lo mismo: “mientras menos cargues en la ida y más traigas en la vuelta, mejor”. ¿Cuánto daría ahora por estar en la cárcel con su progenitor? Ya no le importa que lo coja la policía o que lo descubran los dueños de la casa, que es casi lo mismo, lo único que desea es salir de ese maldito lugar.
Ellos hablan. Los perros hablan.
¿Qué? No puede creerlo. Se remueve sobre el colchón de ropas que ha acomodado bajo él. Se levanta y tropieza con la mula, haciendo que aquel se queje en sueños e inconscientemente se agarre la pierna herida. Busca entre los objetos regados por el amplio closet y encuentra un perchero de metal. Endereza el gancho y un instante antes de comenzar a agujerear la madera, pega el oído a la puerta para comprobar que todo no ha sido nada más que su imaginación. Las voces continúan ahí. Él no las entiende, pero puede oírlas como si estuvieran a su lado.
Golpea con el improvisado taladro la portezuela. Se cuida de hacerlo a un nivel que ellos no puedan alcanzar con sus colmillos. Las voces continúan ahí. Los perros hablan. Hablan entre sí, hablan con él, hablan, hablan, hablan.
¿Está loco? No, no puede ser. Al menos no tan rápido. No han pasado tantas horas como para que haya perdido la cordura. Ni siquiera tiene hambre. Sed sí, pero no tanta. Sin embargo, los oye. ¿Cómo sabe que son ellos? ¿Por qué piensa que son los perros? ¿Por qué no puede ser la gente de la casa? ¿Por qué está abriendo agujeros para mirar afuera en lugar de abrir la puerta corrediza y salir a entregarse a los dueños de las voces? No. Los perros hablan. Son ellos. Él lo sabe y quiere verlo con sus propios ojos.
El hoyo está hecho y él se recuesta a la madera y pega un ojo al orificio. El cuarto se encuentra a oscuras, pero la exigua claridad que le permite distinguir algo, indica que ya es de día. Hay tres de ellos, por la noche solo vio a dos, el tercero debe haberse unido a los otros hace poco. Los pelajes son negros, casi tan oscuros como la habitación, pero aún así, él, puede reconocer las manchas de sangre que mancillan los brillosos pelambres.
El trío está tirado sobre la cama camera. Dos duermen, tirados de lado, el último se mantiene con el tronco erguido, como una puñetera esfinge, y la vista fija en el closet. Una vez más, los ojos de él se cruzan con los de aquel. ¿Cómo sabe que es el mismo que lo miró en la escalera? ¿Cómo puede saber tantas cosas y al mismo tiempo no saber nada? Un golpe de la mula cegó uno de aquellos ojos brillantes, pero él, continua viendo los dos rubís que le pronostican una muerte sanguinaria.
¿Y las voces? ¿Se han detenido o siguen ahí, en los rincones de su mente? ¿Por qué no lo sabe? ¿Por qué?
Se tumba de nuevo sobre las estrujadas y ensangrentadas ropas del armario, incapaz de soportar por más tiempo sus propias y desquiciadas preguntas. Afuera, a veces, hay silencio. A veces, no.
*******
Es la hora de comer, su estomago lo dice. Ellos también deben tener hambre, o al menos eso es lo que él piensa. La idea le viene a la mente, derrumbando en su camino todo rastro de indecisión. Es una oportunidad y por remota que sea, él la va a aprovechar. Busca en sus bolsillos algún objeto útil para la ocasión. Recuerda entonces, que él nunca anda con nada semejante. ¿Qué le pasa? ¿Por qué no puede pensar bien? ¿Remordimientos? No. Tal vez, un poco de nerviosismo y nada más. Al final, el perchero termina por ser el instrumento elegido para la acción.
La mula duerme con los ojos abiertos. ¿Cómo es posible que él pueda verlo tan bien en la oscuridad del closet? No lo sabe, no le interesa. Sin embargo, la mula tiene los ojos abiertos, vidriosos y perdidos en los delirios de la fiebre y el coma por la pérdida de sangre. Él se acerca, con la mano izquierda le cubre los parpados, la derecha empuña el perchero, como una patética versión del capitán Garfio.
La sangre brota, como el agua de una fuente, por la carótida del herido. El líquido es absorbido por la ropa del suelo. El aroma que desprende es molesto, pero no insoportable. Él, continúa con su plan. Ahora, la punta de la percha es usada como un burdo punzón con el que rasga la piel, y la carne, de los muslos de la mula. Sus manos se hunden en los tendones y los ligamentos, las uñas ayudan al metal a desgarrar los músculos.
Detiene la labor, hay un buen trozo de carne arrancado del cuerpo del muerto. Eso debería bastar para entretenerlos a ellos. Se pone en pie, pasa por encima del cadáver en dirección a la segunda puerta del closet, esa que está más cerca de la pared, más lejos de las escaleras. No tiene mucho espacio donde apoyar sus pasos y mientras trata de acomodarse, pisa el cuello de la mula, haciendo brotar otro poco de sangre sobre los empapados vestidos.
Abre lo más rápido que puede una rendija y lanza la carne hacia el rincón más lejano de la habitación. Luego, vuelve a cerrar la portezuela y se apresura a mirar por el agujero. Ellos, ya deben estar peleando entre sí por la comida. Eso le dará tiempo. Correrá a la puerta y la cerrará tras de sí. Después, una carrera hacia las escaleras, hacia la libertad, hacia la salvación. Nada puede salir mal.
Entonces, ¿por qué siguen ahí? ¿Por qué no le han hecho caso a la carne? ¿Por qué lo miran así?
Ahora hay cuatro. El último es mucho más esbelto que los otros, tiene el hocico largo y las orejas, puntiagudas, grandes, flacas, señalan hacia el cielo, como las de la máscara de Batman. ¿De dónde salió este nuevo guardián? Y ahora que lo piensa, ¿de dónde salieron todos ellos aquella noche? ¿Por qué no agredieron a los hombres cuando entraron a la mansión? No estaban en el living, tampoco en el comedor y sin embargo, el cerrajero fue al primero que atacaron, en vez de a la mula que se adentró hasta las habitaciones de atrás.
Mientras él reflexiona, el quinto entra a la habitación. ¡Cinco de ellos! Comienza a pensar que es un verdadero milagro el haber escapado de cinco. ¡Cinco! ¡Y ninguno ha mirado la carne! ¿Por qué? El recién llegado se une a sus compañeros sobre el sucio colchón. De repente, él se siente como un fotógrafo que mira a través del lente una escena familiar o quizás un voyeur amateur que ha sido descubierto y recibe las miradas desaprobatorias de aquellos que están siendo espiados.
A pesar de todo, los ojos de ellos no son nada al lado de sus palabras. Ellos hablan. Los perros hablan. Y él se da cuenta de cuan parecido es él a ellos.
*******
Los perros hablan. Él, ha tirado más carne, ha tirado huesos que continúan solitarios en aquel rincón. Ellos, ignoran la comida y siguen hablando. No es esa la carne que desean probar, no son esos los huesos que buscan roer. Él, confinado en su encierro, lo comprende. Sin apenas darse cuenta, sin saber cómo, ha comenzado el diálogo.
Las miradas pueden cruzarse. Una desde el armario hacia afuera, hechizada por el espectáculo, atrapada tras la conmoción de los sucesos. Las otras en dirección contraria, esperando, acusando, poseyendo la atención del confinado, haciéndose una al atravesar el hueco en la madera.
Las voces, sin embargo, siempre tienen un solo sentido. Las voces no tienen respuestas de él. Él, aún, no sabe contestar, pero pronto aprenderá. Ellos lo saben y por eso le hablan. No importa el tiempo que les tome, no importa cuántos tengan que subir a la habitación y tenderse en la cama.
Los perros hablan; y él, va a aprender. Va a aprender a escuchar, va a aprender que no son las cuatro patas lo que hacen a un perro. Va a aprender que una vida de perros, como la suya, no puede esperar nada más que una muerte perros, como la que ellos le reservan. Va a aprender que son uno, que son iguales, aunque él tuvo un móvil en lugar de una correa. Va a aprender que ellos lo quieren a él y a nadie más; y mientras tanto, otro más sube y se tira en la cama y se une al coro, y mientras tanto las voces no paran de pedirle que salga, de llamarlo.
Por el momento, él, puede ser que los ignore, puede que su voluntad sea más fuerte que sus ladridos. Puede, pero no por mucho tiempo. Pronto va a aprender, va a aprender. Los perros hablan y ya no van a detenerse.
*******
Ahora son más. Ya no son tres, ya no son cuatro o cinco. Como en una procesión eclesiástica, han entrado uno detrás de otro. Él pestañea, no puede creer lo que está viendo. Se tira en el suelo y cuando se atreve a mirar de nuevo, ya son diez. Diez es un número muy grande. Diez son demasiadas voces. Incluso sin entender lo que dicen, diez es mucho. Tarde o temprano les hará caso. Tarde o temprano cumplirá lo que le piden.
Además, no son diez conejitos, blancos y esponjosos, vomitados de la garganta de un argentino. Estos son diez de ellos, enormes, fuertes, sanguinarios, inteligentes, maliciosos, habladores. Las voces son cada vez más potentes. Las voces exigen una respuesta. Las voces no se conforman con el silencio del preludio. El coro demanda y él va a responder.
Los perros hablan. Sus ojos no los ven articular las palabras, pero él los oye y ya empieza a entenderlos. Ellos le hablan de hambre y de sed, de apetitosas comidas y líquidos refrescantes. Él, se tapa los oídos y se tumba lejos de la visión de ellos. Aún así, los escucha. Diez son demasiados para ignorarlos. Los perros hablan y mientras más vueltas le dan al tema en su cabeza, más sed, más hambre tiene él. ¿Cuántas horas han pasado? ¿Cuándo fue la última vez que bebió algo? ¿Cómo es que no ha sentido antes la hinchazón en su lengua, la sequedad de sus labios?
Y entonces, ellos, sabiendo la tortura que es para él, se acercan uno por uno a la puerta del closet y orinan. Él siente el sonido del líquido cayendo al piso, corriendo por la madera, manchando el barniz y sobre todo, humedeciéndolo a su alrededor. El olor le parece tan atrayente que más de una ocasión está a punto de abrir la portezuela, pero en el último momento su propia vejiga lo detiene. Como incitado por los actos de ellos, siente su propio orine deseando salir y unirse en un único charco a los otros.
No puede controlarlo. No puede concentrarse en callar las diez voces, soportar hambre/sed y aguantar las ganas al mismo tiempo. El líquido se le escapa por la entrepierna, el aroma se mezcla con los olores de ellos, la calidez fétida recorre sus muslos y la humedad se extiende desde sus pantalones hasta las ropas tiradas en el suelo.
La relajación es instantánea. Las voces cesan, pero él sabe que afuera ellos esperan por él. Afuera, ellos realizan actos que le indican el camino. Adentro, la sed vuelve a señorear, la mente cede paso a los instintos, se rompe el umbral de la cordura. Él se remueve en cuatro patas, golpea con sus pies el cadáver a su lado. Él, tiene el rostro hundido en las telas mojadas, su lengua y sus manos buscan la humedad, sus labios absorben lo más que pueden.
Afuera, ellos, levantan una ovación en su honor.
*******
La puerta está abierta. El closet está abierto. Ellos hablan. Él ladra. Cuando se fueron de vacaciones, los dueños dejaron dos perros de guardia. Cuando regresen encontrarán once perros habitando la mansión. Él es uno de ellos. Él es uno con ellos. Ellos hablan. Él ladra. Es lo mismo.

viernes, 6 de enero de 2012

Por los caminos del oro


Por: Nayrobi Terri Segrera
Fotos: Arturo González
 
 
Un joven historiador avileño contribuye a conformar la historia local de los cantones de El Oro en el hermano país de Ecuador.

El reencuentro con José Antonio Quintana, o Toñy como todos le conocemos en esta central provincia de Ciego de Ávila, no podía ser de otra manera que observando detenidamente una de las tarjas que acoge la Ciudad de los Portales como para no olvidar el hecho histórico allí acontecido. Por eso, ante mi mirada, la sonrisa le sobrevino al instante unida al gesto de quien dice “no lo puedo evitar”.
Entonces tras el saludo fraternal decidimos usurpar un espacio en la oficina del Secretario Ejecutivo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en esta porción del archipiélago cubano para actualizarme. Fue así, que surgió el diálogo que motivó estas líneas.
Nayrobi: Toñy ¿Cuéntame por dónde has estado y que estabas haciendo?
José Antonio (Toñy): Bueno Nayrobi desde Marzo de este año estoy en el Ecuador fungiendo como asesor de la Casa de la cultura ecuatoriana en el proyecto “Historia de los cantones de El Oro” cuyo fin es investigar y publicar la historia de cada localidad en esa provincia ecuatoriana. Mi trabajo en sí consiste en impartir seminarios, talleres y darle seguimiento a la investigación histórica.
N: Pero ¿Cómo llegaste tú a involucrarte en tan importante proyecto?
T: Resulta que ya yo había estado dos veces anteriores en Ecuador para impartir cursos y publicar mis libros “Más allá del soldado. Anécdotas del Ché” en el 2009 que lo publicó el gobierno de esta provincia El Oro y “Con el Ché Memorias del tiempo heroico” en 2010 en los cuales se recoge una compilación de entrevistas hechas a personas que estuvieron muy cerca del Guerrillero Heroico como escoltas, Alberto Granados y otras hechas aquí mismo en Ciego rememorando su presencia en esta zona cuando la mecanización de la zafra. Así se fortaleció nuestra amistad y surgió la idea de rescatar la historia de esa provincia y bueno en eso estoy, aportando los conocimientos cubanos a ese hermano país.
N: Y ¿Qué tiene de trascendental esta provincia que le llaman El Oro?
T: Mira El Oro es una provincia que limita con Perú y está al sur de Ecuador. En ella se encuentra uno de los principales yacimientos de este mineral en el Ecuador, pero siempre ha sido explotado por las grandes potencias como los Estados Unido menos por los propios ecuatorianos a pesar de los esfuerzos que realiza el actual gobierno liderado por Correa para revertir la situación. A tal punto ha llegado la cosa allí que los americanos extraen el oro y se lo llevan en helicóptero para evitar cualquier enfrentamiento con el pueblo. También esta la bananera que es muy importante en la región de Latinoamérica y sus ríos que son extremadamente caudalosos como para invertir en la construcción de hidroeléctricas como ya lo pensó el presidente Correa. Es decir que es un departamento rico en recursos naturales.
N ¿Y su gente?
T: Son personas muy sanas, nobles, con una ingenuidad impresionante.
N: Bueno y volviendo al proyecto ¿Por cuánto tiempo es y que has hecho hasta el momento?
T: El proyecto es por tres años, recuerda que por primera vez se aplica esta experiencia en Ecuador aunque ya recibió elogios del Presidente de la Academia Nacional de Historia y de Enrique Ayala, rector de la Universidad Andina Simón Bolívar. En cuanto a publicaciones este año ya vieron la luz dos textos: “Fuentes para la historia orense” y “Viajeros por el oro” tomo 1 de cuatro que deben salir cada año en lo adelante. Además en homenaje al Bicntenario de las guerras de independencia de América Latina también pude publicar “Rocafuerte y la libertad de Cuba”, editado también por Ediciones Ávila y que será presentado el 29 próximo.
N: Pero tendrás otros volúmenes ya en mente para presentar a cubanos y ecuatorianos ¿no?
T: Claro. Mira estoy trabajando ahora en varios textos, por ejemplo un libro que se llama “Guayasamín y Cuba. El mural infinito” que versa acerca de las relaciones entre el pintor y nuestro país. Otro título en el que me encuentro enfrascado es en la “Biografía de Francisco Calderón” un habanero que fue precursor de las gestas libertadoras en el Ecuador donde llegó a alcanzar el grado de Coronel. Estos dos deben culminarse para el próximo año. Con la fundación editorial “El perro y la rana” de Venezuela se encuentran ya en fase de impresión “A paso vivo. Carlos Aponte en Cuba” y “La senda escarpada. Francisco Laguado Jayme en Cuba.”. Francisco Laguado era un periodista que vivió 9 años en La Habana y se relacionó con lo mejor de la izquierda marxista cubana. Fundó la revista “Venezuela Libre” en la que escribieron Mella y Villena. Francisco también fue asesinado por la dictadura de Fulgencio Machado en 1929 y lanzado a los tiburones.
N: Vaya, que no te puedes quejar de los provechoso que te ha sido este proyecto.
T: Lo cierto es que este proyecto me ha permitido, primero que todo, poder brindar mis conocimientos, aprendidos en Cuba y en especial en  Ciego de Ávila, a otro pueblo hermano. Y en segundo lugar poder contribuir al fortalecimiento de la identidad de los orenses mientras aprendo de la vida, cultura, historia y costumbre de otra región latinoamericana mucho más en estos momentos de integración. Proyectos como estos aportan, desde las ciencias sociales, a la unidad que tanto añoramos y para la cual venimos dando pasos certeros y  muy firmes.
N: Gracias Toñy.

martes, 3 de enero de 2012

VEINTISIETE minutos de Gloria

Por: Nayrobi Terri Segrera
Fotos: Arturo González

El joven poeta y pintor avileño Elías Henoc Permut es uno de los integrantes de la muestra expositiva “50 aniversario de la UNEAC” que tiene por sede la galería La Acacia en Ciudad de la Habana.

Nunca imaginó tal posibilidad. Por eso no se cansa de repetir que estar su obra en el primer salón a la derecha frente a una de Rancaño, en la galería La Acacia, “es mucho para un creador provinciano.”
Así se refiere Elías Henoc Permut cada vez que se le pregunta acerca de sus impresiones durante la inauguración de la muestra expositiva                   “50 aniversario de la UNEAC” en homenaje a tan importante institución para la cultura cubana.
“Sólo aguanté 27 minutos dentro de la galería, ¡imagínate! eran muchas personas  interesados en el cuadro. Yo soy un artista del interior y ahí en medio de tanta gente preguntándome sobre mi pintura fue demasiado el impacto. Estaba muy contento pero aturdido a la vez. Yo nunca había tenido tanto público para ver mi obra. Fue el mejor momento de mi vida pero no pude aguantar mucho por el nerviosismo que tenía al estar entre tantas personalidades de la cultura y las artes plásticas.”
“Mi obra, Ha-Shem es el Rey del ojo de los cien mil dioses, está estrictamente dedicada al Dios de Israel, al Dios del Judaísmo que es la divinidad del monoteísmo por excelencia.”
“En mis cuadros utilizo los lenguajes fundamentales antiguos y modernos cantándole al único Dios. De esta manera uno a todos los hombres en un canto universal.”
De 35 años y ascendencia Judía, Elías Henoc Permut, se inició en la pintura a los  15 años de manera autodidacta. Motivo por el cual en cada trazo suyo se rinde tributo a la cultura familiar materna.
“Yo era un niño de a penas 19 años cuando realicé el Ha- Shem. A esa edad no se sabe bien lo que se quiere en la vida, lo único que tenía claro era hacer algo que reflejara la historia de los Permut.” “Lo que resulta increíble que tanto tiempo después Lesbia Vent Dumois me descubra y se interese tanto por mi trabajo. Yo era un total desconocido para la plástica nacional, vivía en el anonimato y Lesbia me dio la oportunidad de mi vida. Por eso le voy a agradecer siempre.”
Y es entonces cuando rememora un diálogo, que dice saber de memoria, entre Retamar y Borges acerca de la publicación del primer libro de poesías de este último titulado “Fervor de Buenos Aires” donde el escritor sudamericano agradece de manera infinita a Alfonso Reyes por sacarlo a la luz, por eso parafraseando a tan distinguito escritor Elías afirma:
“Yo era en la isla de Cuba el hombre invisible y Lesbia Vent Dumois me descubrió.”  
Felicitaciones, entonces, para este joven artista de la plástica avileña que no olvidará jamás sus “27 minutos de gloria.”