Por:
Nayrobi Terri Segrera
Fue
una noche gélida, sin embargo quedarse en casa era desperdiciar la oportunidad
de compartir con buenos amigos lo mejor del repertorio cubano en cuanto a la
trova y al bolero.
Por
eso, bufanda al cuello y bien arropada, salí al encuentro del trovador avileño
Héctor Luís de Posada en el patio de la sede provincial de la Unión de Escritores y
Artistas de esta central provincia cubana quien esperaba la hora acordada para
iniciar su peña “Música y razón”, que realiza cada tercer sábado del mes en
esta institución cultural.
Al
llegar estaba todo muy bien ambientado y él, junto a su guitarra, se disponía a
quebrar el frío de la noche con su melódica voz que no a pocas convida a
remontar las nubes e imaginar una escena romántica.
Así
dejó escuchar canciones tan antológicas como “Madrigal”, “Sabor salao” de Diego
Gutiérrez y estrenó “Déjale todo al viento” bajo su autoría. De igual manera
disfrutamos de otros temas como “Estoy como nunca” de Eliades Ochoa, “El son de pepe de Antonio” de
Pedro Luis Ferrer” sólo que en esta ocasión se hizo acompañar del trío “Cóctel”, una agrupación
con estilo propio que ya se presenta en los principales espacios culturales de la urbe citadina y la cayería norte avileña.
Pero
la noche a penas comenzaba y quienes acudimos como publico también pudimos
disfrutar del talento de Osvaldo Hernández, un aficionado al bolero que con
frecuencia asiste a algunas de los espectáculos que ofrece la
Casa de la Cultura en la ciudad de los
portales. De la garganta de este avileño, y con la asistencia técnica de Rubén
Pérez para el backgrawn, se dejaron escuchar números de José Feliciano, Orlando
Contreras, Sindo Garay entre otros que arrancaron la ovación de los presentes.
Luego
subió al escenario invitada por el anfitrión, la joven Leannelis Cárdenas para
dejarnos atónitos al interpretar “El breve espacio” de Pablo Milanés, Veinte
años” de María Teresa Vera y una magnífica versión de la canción “Vino tinto” popularizada por Diana Fuentes, todas con el
acompañamiento de Héctor Luís y su guitarra.
La
baja temperatura que marcaba el termómetro paso desapercibida. Nadie estaba
atento a otra cosa que no fuera lo que ocurría encima del escenario. Y es que
tanto la trova como el bolero son géneros que nunca mueren por sus letras y
melodías que se contextualizan a cualquier época.
Si
bien es cierto que en Ciego de Ávila no abundan los lugares donde poder
sentarse junto a la pareja y poder
endulzar el oído con buenas canciones, también resulta valedero el esfuerzo que
realiza la UNEAC
para mantener vivo espacios como este de
la peña “Música y razón” que contribuye al esparcimiento de un segmento
poblacional amante de lo sublime, la reflexión y la calma en la música.
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