Por: Nayrobi Terri Segrera
Como una de las escenas del filme infantil “Gulliver
en el país de los enanos” parece el patio del artista de la plástica avileña Dimitri Gómez González.
Un hombre para quien la naturaleza resulta parte imprescindible en su vida:
“Yo me gradúe de biología en 1984 pero desde mucho
antes ya sentía inclinación por todo el medio natural, es algo intrínseco, para
mí una planta, un animal significan mucho por eso todas mis obras tienen un
toque ambientalista y el mensaje va
hacia ese sentido de preservación. También soy graduado de la academia
de artes plásticas en 1994.”
Con todas estas herramientas del conocimiento, Dimitri
se construyó su micro mundo. Tal es así en un espacio de cinco metros cuadrados
aproximadamente, plantó más de 50 especies de árboles como la Ceiba, el Júcaro negro y el
Dagame, un árbol de madera preciosa, oriundo de Cuba y en peligro de extinción, en
convivencia armónica con las más de 60 variedades de orquídeas como la Clayeta esquinari, todos
convertidos en hermosos bonsáis que alegran la vida de este artista
ambientalista.
“Al bonsái llegué de manera autodidacta porque ni
siquiera tenía bibliografía para asesorarme. Luego fui perfeccionando la
técnica, me fue gustando y ya ves el resultado,
tengo una colección que me satisface mucho pero no estoy conforme porque
siempre miro buscando entre las rocas
fósiles como el helecho arborescente que crece en aquella esquina como si
estuviera en su propio habitat. También te cuento que trabajar la técnica del
bonsái no es tarea fácil. Se requiere de
mucha paciencia y perseverancia para alcanzar resultados alentadores como los
que aquí ves. Dos cualidades que debemos tener los seres humanos para vivir en
armonía y paz.”
Mientras dialogábamos bajo la sombra del Dagame, en el
otro extremo del pequeño recinto tres patos migratorios de Bahamas y una
gallereta de pico rojo, de vez en cuando se introducían en el minúsculo lago quizás
para disminuir el efecto de tanto calor.
“Esos patos los salvé después de estar muy mal herido
por los cazadores. Tenían muchos perdigones en las alas y el cuerpo pero logré
regresarlos a la vida. Ahora estoy a la espera para donarlos al parque
zoológico de la provincia bajo la promesa de que lo van a cuidar como ellos
merecen porque son ejemplares muy bonitos y valiosos.” Dice mientras esboza una sonrisa de satisfacción.
Pero Dimitri Gómez no pretende mantener sus bonsáis para que lo
contemplen amigos y vecinos de la casa sino todo aquel que guste de la naturaleza por eso creó la Convención del Bonsái
que en este 2013 celebrará su TERCERA edición gracias al apoyo que le brindan
las instituciones gubernamentales del esta central provincia de Ciego de Ávila.
Evento que permitirá la interacción de los amantes de este arte milenario chino
que tiene como fin la preservación y reproducción de especies a las que muchas
veces el hombre no puede llegar a ver en toda su vida y que son testigos fieles
del paso del tiempo sobre la tierra.
De ahí el agradecimiento al accionar diario de este
artista que promete volver muy pronto al lienzo pero sólo para demostrar no
haber olvidado sus habilidades con el pincel pues agradece el placer infinito
que le ofrecen sus plantas.
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