viernes, 26 de julio de 2013

La tendedera: un proyecto de impacto comunitario



Por: Nayrobi Terri Segrera

El poblado avileño de Vicente pocas veces cuenta con opciones recreativas donde la bebida no es lo esencial para divertirse.
Por sus calles de tierra roja transitan miles de personas asentadas aquí hace más de veinte años provenientes de la región oriental de Cuba quienes llegaron en busca de nuevas posibilidades de empleo para el sustento familiar.
Es de aquí donde radica la empresa “El mambí” cuyo encargo primario estaba en la cosecha de la papa aunque en estos momentos también diversificó sus producciones y es una de las más importantes dentro de la agricultura de Ciego de Ávila.
Quizás por estas características de la comunidad y por lo alejada que se encuentra del centro urbano para sus pobladores resulta extraña la visita de elencos culturales foráneos. De ahí que sus opciones se reduzcan a un termo de cerveza los fines de semana y alguna que otra actividad fruto de la imaginación y la gestión del Presidente del Consejo Popular y de Mariolbis, el Promotor Cultural de la localidad.
Sin embargo los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en esta central provincia cubana decidieron impactar en la vida de los habitante de Vicente con el proyecto comunitario “La tendedera”. Una iniciativa puesta en marcha en el verano pasado y que en esta ocasión se decidió retomar como parte de la programación estival.
Las cinco filiales se pusieron en función de aportar ideas para conformar el guión teniendo en cuentas las características del público y los intereses institucionales que aportaran al enriquecimiento cultural de la población.
Previo al día seleccionado se coordinó con los factores y se visitó a la comunidad llenándola de pancartas con la convocatoria para asistir al encuentro del arte con el pueblo.
Así se llegó, en la tarde, hasta Vicente y mientras en el ómnibus se vestían los artistas con los atuendos propios del espectáculo, Rubén, Mariolbis y Elduys, instalaban el audio para que todos supieran que ya estaban allí, el artista de la plástica y actual Presidente de la UNEAC Miguel Chamorro junto a Santos, especialista del Departamento de promoción, ubicaban los caballetes con la obra de alguno de los miembros de la filial de plástica y Sandra se acomodaba bajo un frondoso árbol con sus libros listos para la venta.
El panorama pintaba desolador. En una esquina el nunca ausente termo de cerveza con no pocos fieles seguidores, en la otra el punto de ventas gastronómicas atendía a quienes iban en su búsqueda para saciar la sed o el apetito vespertino y muy pocos moradores, a decir verdad, nos esperaban.
Pero había que romper el hielo como decimos los cubanos y fue cuando el conductor, el poeta repentista Armando López Rondón, hizo su arenga de convocatoria e invitó a la joven Oristela Pérez Betanzos a interpretar uno de los temas que le hiciera ganadora en el festival del creador musical Joséito Hernández del municipio Primero de Enero, “La vida vuela”. Comenzaron a acercarse algunas personas con la timidez propia de los habitantes del lugar. A  ella le siguió el trovador Héctor Luís de Posada, luego los payasos del guiñol Polichinela atrajeron a los pequeños con sus juegos de participación. La cuentera Carmen Rodríguez Aronte interpretó uno de los cuentos de Onelio Jorge Cardoso para dar continuidad al Conjunto Campo lindo en acompañamiento a la controversia establecida entre Armando López Rondón y una joven que con su talento supo ponerlo en más de una ocasión en buenos aprietos para la improvisación.
El colofón corrió a cargo d el agrupación músico- danzaría “Rumbávila” quien celebra su PRIMER aniversario y puso a temblar la tarima con sus auténticas expresiones de la rumba que se bailaba en Ciego de Ávila en la década del 40 con la presencia de José Oviedo (malanga) por estos contornos.
No faltaron tampoco las fotos recogidas por la cámara del escritor Vasily Mendoza quien se movía de un lado a otro en busca de los mejores ángulos para captar la esencia en los rostros de quienes nos acompañaron.
No fue un gran público en cuanto a número pero se logró el objetivo supremo: Llevar el arte hasta las comunidades apartadas de la geografía avileña.
 Hubo quien expresó “se lo perdieron” pero pienso que resulta algo utópico pensar en llenar una plaza de un territorio poco atendido culturalmente y ese es el reto mayor que queda para la Dirección Municipal y Provincial de cultura: sistematizar el vínculo del talento artístico con estas regiones desfavorecidas por la distancia.
Por lo pronto “La tendedera” seguirá su paso hacia otro lugar pues el verano no termina aún y lo más importante es llegar y dar a conocer que existimos.

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