Por:
Nayrobi Terri Segrera
En
pocas ocasiones al sentarnos frente a la pantalla chica de nuestro televisor
disfrutamos a plenitud de un producto audiovisual cubano auténtico.
Lejos
de nuestros deseos, nos enfrentamos a malas copias de cadenas televisivas
internacionales cuyos patrones, incluido Telesur, resultan completamente ajenos
al que hemos construido durante tantas décadas si recordamos que fuimos de los
primeros en Latinoamérica en la implementación de tan importante medio de
comunicación para el mundo y hasta nos hicimos referente para el resto del
continente acerca de la teledifusión de las Telenovelas que hoy cuentan con un
publico mayoritario donde la edad y el sexo no intervienen como entes
discriminatorios. (Creo que es donde único se diluyen para disfrutar del
espectáculo audiovisual).
Sin
embargo, mientras otros caminan de manera vertiginosa hacia una Televisión más
comercial, Cuba mantiene patrones, algunos anquilosados y otros a manera de
proteccionismo, que poco aportan a lo que debemos llamar desarrollo. No
obstante gastamos miles de pesos en la confección de programas donde la opinión
del consumidor rara vez se tiene en cuenta, principalmente en la realización de
aventuras y telenovelas, dejándonos llevar por la ola de un audiovisual post
moderno lleno de efectismo y con una locución estereotipada de las grandes
cadenas como “Univisión” donde no solo se impone un modelo de vida, distante
aún para el cubano, sino una estética visual alejada de nuestro alcance
tecnológico.
Por
eso cuando tenemos la oportunidad de ver un material de la Televisión Serrana
de la provincia de Granma o de la corresponsalía avileña de Florencia sentimos,
como agua fresca para los ojos, lo que se transmite: la vida misma y sin
tapujos de quienes viven en los campos de Cuba.
Más
allá de los cánones establecidos (Buena presencia, dentadura impecable, etc)
estos realizadores van más a la esencia misma de los fenómenos que a su forma.
De ahí que disfrutemos del modo de hablar, caminar, trabajar y vivir de estas
personas, acerca de las cuales al final siempre expresamos, “son gente sana”.
Y
no es que el resto estemos enfermos aunque si contaminados de los foráneo de
manera casi irreversible.
Muchas
veces escuchamos que no podemos negar el desarrollo y en ello coincido al 100%
pero desarrollo no contradice autenticidad e identidad y, creo que de eso se
trata, de buscar más nuestras raíces y aquellos elementos identitarios si
queremos enfrentar la ola globalizadota que envuelve al mundo y por la que nos
dejamos arrastrar cual río crecido.
Buscar
y encontrar propuestas audiovisuales más efectivas para el disfrute de los ojos
y el alma corresponde a quienes nos dedicamos a la realización televisiva en
esta isla caribeña ubicada a la entrada de América Latina.
Los
aplausos para el espacio de debate, confrontación y diálogo “Zona Franca” de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba en Ciego de Ávila por centrase en temas como este e invitar al
joven realizador florenciano Yaniel Hernández Falla quien, a pesar de su corta
edad dentro de los medios de comunicación, ha demostrado tener el tino
suficiente para no desprenderse nunca de su origen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario